viernes, 15 de septiembre de 2017

La duda...

Y si pretendía cuestionar mi actuar tenía lista la respuesta: 
- ¿Por qué me miras así?
-Trató de asimilar tus palabras y tus ojos 

domingo, 30 de julio de 2017

Espirales

Abrí la puerta, salí del carro y huí de allí...no muy lejos, me senté en la acera de la primera calle oscura que vi, pensé que me seguiría, pero supongo que él tenía otros planes... y esa ha sido la única vez que dejé las cosas en paz.
Ahora no puedo, exploto, maldigo, y aún así quedan cosas adentro. 
Debo tener la razón, ser siempre la afectada y eso me hace pensar en cosas, que en los días plácidos no suelen cruzarme por la cabeza, pero que son tan específicos y repetitivos que creo estarlos memorizando como para convencerme de ellos, como para garantizar que así será.
No es sencillo siempre tener argumentos para todo, revirar, usar las palabras dichas por otros en contra suya, pero no puedo evitarlo. No hay victoria si no tengo la última palabra y hace años que no la tengo.
Y en esos momentos, como ahora, como hace 6 meses, como hace ocho años, solo puedo pensar en que no quiero soportar una más de mis rabietas porque me recuerdan que siempre prometo no volver a soportarlo, porque sé que después me parecerá inverosímil rabiar por algo tan sencillo...y luego lo olvido y vuelve a pasar.
Me hace creer que es mía la falta, porque exagero, porque no puedo dejarlo estar, porque me choca verme vencida, porque no me importa gritar y hacer escándalo y que todos se enteren que estoy furiosa, porque no me importa el mundo y su hipócrita forma de mirar hacia abajo, de reprimir y de aparentar, si no estoy bien no quiero verme bien, no quiero hablar bien, no quiero que me digan que debo estar bien.
Luego me atacan los momentos en que creo que no soy yo la responsable de mi actuar y aseguro que siempre lo vi de alguien más, porque no quiero ser yo la que en los cotidianos días se convence a sí misma haber cambiado y luego cae en sus coléricos lugares comunes.
Y llegan después las reflexiones, que me llevan a cuestionar los motivos de mi enojo, habrá sido la razón, aquella que le espeté en la cara, o hay algo oculto que no se quiere asomar y por más que escarbo me repito que sí que fue esa la razón, que sí tengo motivos, que no estoy exagerando.
Pero quiero un día dejarlo ir, dejarlo pasar, que no me importe, que no me altere, porque no me lo merezco, no puedo estar siempre así...pero pasa el tiempo y todo se vuelve a repetir.


sábado, 10 de septiembre de 2016

Tentaciones

Él lo propone como si fuera una opción que nunca cruzaría por mi cabeza, quizá lo dice con cierta ironía, porque siempre, en algún momento del día esa se convierte en mi mente en la única opción, pero me falta ser más egoísta.
Él me reta con sus sugerencias, espera que acceda a sus caprichos momentáneos, y con ello comprobar que tenía razón, que siempre deseé que fuera de esa forma. 
Yo lo pienso, y lo he dicho antes, siempre en algún momento del día me pregunto qué sería de mí si no fuera yo, qué sería de él si yo no hubiera sido yo.
Qué sería de él...si hubiera sido yo y de mí si él no hubiera sido quién es en este instante.
Pero él lo toma como una afrenta personal, como un obstáculo a vencer y me provoca, me lleva a repetir una y otra vez la discusión que ya creo haber superado, el camino del que todavía salgo espinada, al que no me gusta regresar.
Pero él deja que lo venza la idea y fórmula una y otra vez historias que solo existen en la suposición, en la posibilidad y en las malas jugadas de la mente. Pide caer en la idea, le gusta caer en la idea de que eso quiero y hubiera querido.