viernes, 1 de julio de 2016

Mi puberto matrimonio

Si he de ser sincera, cumplir 10 años de matrimonio ha sido para mí un golpe duro, (sobre todo cuando gritaste a los 4 vientos que querias que tu realidad fuera diferente). El día de ayer, que entendí había superado todos esos momentos de duda, no supe qué rostro poner.
Primero pensé que el tiempo pasa muy rápido porque aún recuerdo la primera vez que hablamos de compromiso de por vida, porque veo que apenas había recorrido dos décadas de vida y ya estaba segura de que, mi ahora esposo, debía ser mi compañero para lo que me resta de existencia.
Luego sentí una extraña felicidad, producto de haber alcanzado una meta, quizá no propuesta, pero no muchas parejas de "ahora" llegan a 10 años juntas. Y porque esto, de seguro le dio en la cara a quienes creían que lo nuestro no duraría (incluso a mí).
Luego me invadió la melancolía, ha sido lo más pesado de superar porque no soy, y no he sido una esposa perfecta, distó mucho de haber cumplido algunos cánones en los que se encuadra a las esposas: soy egoísta y no se necesita más para no ser una perfecta mujer.
Entonces en mi afán por encontrar momentos en nuestro matrimonio que sean dignos de presumir, me sentí ignorante, dudosa, culpable, no he logrado nada.
Fui sincera con él, le dije que sí, habíamos llegado a los 10 años de casados, pero de este tiempo solo recuerdo lo que hice, lo que yo hice.
Pero él como muchas veces me recordó por qué seguimos juntos, porque él no se ha rendido en demostrar que solos no habríamos alcanzado pequeñas metas individuales, para gusto de muchos quizás insignificantes.

Así las cosas...