sábado, 10 de septiembre de 2016

Tentaciones

Él lo propone como si fuera una opción que nunca cruzaría por mi cabeza, quizá lo dice con cierta ironía, porque siempre, en algún momento del día esa se convierte en mi mente en la única opción, pero me falta ser más egoísta.
Él me reta con sus sugerencias, espera que acceda a sus caprichos momentáneos, y con ello comprobar que tenía razón, que siempre deseé que fuera de esa forma. 
Yo lo pienso, y lo he dicho antes, siempre en algún momento del día me pregunto qué sería de mí si no fuera yo, qué sería de él si yo no hubiera sido yo.
Qué sería de él...si hubiera sido yo y de mí si él no hubiera sido quién es en este instante.
Pero él lo toma como una afrenta personal, como un obstáculo a vencer y me provoca, me lleva a repetir una y otra vez la discusión que ya creo haber superado, el camino del que todavía salgo espinada, al que no me gusta regresar.
Pero él deja que lo venza la idea y fórmula una y otra vez historias que solo existen en la suposición, en la posibilidad y en las malas jugadas de la mente. Pide caer en la idea, le gusta caer en la idea de que eso quiero y hubiera querido.