viernes, 30 de noviembre de 2012

Fundación de un recuerdo

No es exactamente como fundar una ciudad sino más bien como fundar una dinastía

el recuerdo tiene manos nubes estribillos
calles y labios             árboles y pasos
no se planifica con paz ni compás
sino con una sarta de esperanzas y delirios

un recuerdo bien fundado
un recuerdo con cimientos de solo
que con todo su asombro busca el amor
y lo encuentra de a ratos o de a lustros
puede durar un rumbo        o por lo menos
volver algunas noches a cavar su dulzura

en realidad no es como fundar una dinastía sino más bien como fundar un estilo

un recuerdo puede tener mejillas
y canciones y bálsamos
ser una fantasía que de pronto
se vuelve vientre o pueblo
quizá una lluvia verde
tras la ventana compartida
o una plaza de sol
con puños en el aire

un recuerdo sólidamente fundado
fatalmente se acaba si no se lo renueva
es decir es tan frágil que dura para siempre
porque al cumplirse el plazo lo rescatan
los viejos reflectores del insomnio

bueno tampoco es como fundar un estilo
sino más bien como fundar una doctrina
un recuerdo amorosamente fundado
nos limpia los pulmones nos aviva la sangre
nos sacude el otoño      nos renueva la piel
y a veces convoca lo mejor que tenemos
el trocito de hazaña que nos toca cumplir

y es claro un recuerdo puede ser un escándalo
que a veces nos recorre como un sol de franqueza
como un alud de savia como un poco de magia
como una palma de todos los días
que de repente se transforma en única


pensándolo mejor
quizá no sea como fundar una doctrina
sino más bien como fundar un sueño.




sábado, 17 de noviembre de 2012

De humo...

Descendí del carro esperando que él me siguiera, aunque, supe desde antes de abrir la puerta que no sería así.
Caminé por la fría calle y me senté frente a una casa, esperaba poder percibir desde allí su expresión.
A ninguno nos importó el sentir del otro, no sé si buscaba de mí lo que antes no obtuvo, lo que yo sé es que quería de él lo que antes no permití.
Le "lloré" durante más de un año hasta que descubrí, que me enredé en mis propias mentiras...que le dedique demasiado tiempo a su recuerdo, que escribí demasiado para complacer su ego.
Dos años y se acabó nuestro mundo, dos años y por fin sabré de que están hechas nuestras promesas....