domingo, 24 de marzo de 2013

DD (doble de)

No quiero escribir sobre él porque seria condenarlo a la perpetuidad en mi memoria. Debería sentirse afortunado por lo que haré...
Aun recuerdo el día en que lo conocí, me dejó hablando sola mientras huía tras su novia "qué interesante", soltó las palabras casi sin voltear y se alejó a toda prisa, la máxima expresión de la educación encarnada en una personalidad altanera, ego centrista y desconcertante.
"Doble de" lo he bautizado por el desconcierto que causa en mí, si doble; y mas desconcertante es que esta palabra coincida con su nombre en la letra inicial.
Casi me recuerda a mí, a esa descripción que hacen de mi persona, presumido, prepotente, amable y a la vez grosero, mi némesis masculino al que admiro casi como una extensión mía.
Pero eso no evita el choque de emociones que ocurre cuando lo veo, una mezcla de indignación y alegría, ufano se marcha, siempre sin saludar, paradójico porque a veces no pretendo dirigirle la palabra pero es como un planeta y atraída a su órbita comienzo el descenso solo para entre balbuceos expresar, ¿cómo estás?

Alto, delgado, moderno y bien parecido, se describe; presumido, chocante, engreído y desconcertante; lo percibo...

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...y entonces le dijo: