sábado, 10 de mayo de 2008

EL CAMINO DEL ALMA

Erase que se era un chámaco que desde muy pequeño gustaba de la aventura y de comer muchos dulces, su vida parecía normal, pero detrás de su cara inocente escondía un gran pesar como muchas personas, había cometido un pecado y sabía que algún día tenía que pagar por el. Nadie que lo conociera imaginaría que el pobre huérfano había asesinado sin remordimiento a sus familia. Pero ahora se arrepentía, ese orfanato era lo peor que le había pasado en la vida, aunque el simulaba que era feliz.

Solía platicar frecuentemente con los fantasmas de la naturaleza y por eso muchos le temían, aunque otros de sus compañeros le daban regalos y en ocasiones trataban de entablar una amistad con él, pero siempre se resistía. No es que no quisiera tener amigo, sino que con los humanos no se sentía cómodo, gustaba mas de pasar el tiempo en el bosque con las criatura, ellas le proporcionaban paz y le otorgaban una fuerza mágica que le hacía sentirse vivo, su vida parecía cobrar sentido. Hasta que entre la tiniebla apareció algo que no parecía tener forma alguna, era como él mismo esta criatura le dijo "come una quimera porque no tiene forma." nunca había visto una criatura que se le asemejara.

Era la criatura más hermosa y grotesca que jamás había visto y al momento en que se vio reflejado en sus ojos grises quedó paralizado, hasta que la misma criatura que le provoco tantas sensaciones en un segundo volvió a decir "soy sin razón, un recuerdo, claro y oscuro como tu vida", el joven no entendió muy bien lo que eso significaba y luego de unos segundos el espectro desapareció dejándole una marca en la palma de la mano.



Ese día por la noche soñó de nuevo a aquel ser. Lo que más le intrigaba era el significado de sus palabras y en su cabeza resonaban una ves más "soy sin razón, un recuerdo claro y oscuro como tu vida"

La marca era igual al símbolo real que utilizaban todos en palacio así que preparó un ligero equipaje y partió al amanecer, despertó en la alcoba real, salió de su recamara, abrió la puerta principal y desapareció en la mente del niño que lo imagnaba.

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