miércoles, 11 de julio de 2012

Yo te cree Ann (parte 3) un olvido deseado y un pequeño con un deseo olvidado

-¿Algún día conoceré a la mujer perfecta abuelo? preguntaba un Carlos de 8 años a un anciano que no dejaba de "hacer garabatos" en papel.
- ¿y tú que sabes de eso, joven? Eres muy pequeño para pensar en el amor.- dijo mientras palmeaba la cabeza del niño.
-¿Qué es el amor abuelo?- El niño pareció confundido entonces. A lo que el abuelo respondió entre risas
-¿De dónde has sacado ese cuento de la mujer perfecta? ya comenzaba a preocuparme.
-Lo leí por allí, abuelo- dijo el niño ruborizado por lo que consideraba había sido un error.
-Mira Carlos, voy a dibujar a la mujer perfecta para ti. Ahora también tiene 8 años y algún día la conocerás. Tal vez cuando pueda salir del papel- y el anciano soltó una estridente carcajada- No le hagas tanto caso a un viejo.- Pues Carlos lo miraba desconcertado- Pero estoy seguro que la conocerás y podría perder mi nombre en ello.- Concluyó el anciano entre carcajadas

Carlos despertó después de oír su nombre con la voz de Ann. -Hey estudiante de pacotilla, vas a llegar tarde si no te apresuras- gritaba Ann sacudiendo a Carlos por el hombro.
Carlos se levantó de un brinco, se cambió y bajó las escaleras corriendo, su mamá se encontraba al pie de la escalera a punto de subir a despertarlo, pero sólo le vio correr con los libros abrazados al cuerpo. Ya era algo tarde para desayunar, pensó.
Ya en la escuela Carlos entró a su clase sin avisar y con disgusto vio que el único asiento disponible se encontraba al lado de Alexa, su ex novia. Carlos trató de evitar mirarla, pero ella levantó la mano terminando así con cualquier lucha consciente por no voltear. Carlos se sentó entonces en el único lugar vacío del salón. "Cómo es que no ha faltado nadie hoy", pensó Carlos hundiéndose en el banquillo. Sentía el impulso de girar su rostro hacia Alexa y no pudo contenerse por mucho tiempo, pero para su sorpresa lo que vio no era el rostro de Alexa, sino el "cuerpo" de Ann levitando al lado suyo. -Se que no quieres verla, por eso he decidido ayudarte; estaré aquí hasta terminar las clases- Y esa fue la primera vez que la presencia de Ann le pareció agradable.
Carlos seguía hundido en su pupitre mientras trataba de seguir la explicación del profesor, después de algunos intentos fallidos afortunadamente se resignó a enderezarse sobre su banco y poner atención.
"El constante estado onírico del hombre ya sea dormido o despierto lo ha llevado a imaginar cosas que han logrado cambiar el rumbo de la historia. Desde la máquina de vapor hasta los viajes en superficie lunar. Sucesos que para algunos se originaron en los sueños. ¡Quiero que en media cuartilla redacten el más reciente sueño que recuerden!"... ordenó el profesor. "tienen media hora" sentenció.

Para sorpresa de Carlos su sueño se encontraba allí en su mente, como si acabara de soñarlo. "Soñé con el abuelo" dijo en voz alta y una risa generalizada se escuchó "muy bien Carlos, pero prefiero que lo escribas" reprochó el profesor y Carlos se limitó a sacar su cuaderno y escribir. "El abuelo me regaló un dibujo con la mujer perfecta para mí" concluyó con su redacción Carlos mientras trataba de recordar si eso en realidad sucedió.
Durante el día Alexa trató de acercarse a Carlos, quería arreglar las cosas, pero gracias a Ann él se las arregló para esquivarla sin que pareciese que lo hacía."No tengo tiempo para explicaciones" refunfuñó Carlos sin motivo aparente a Ann. "tengo mejores cosas en que pensar".

Al llegar a casa le esperaba la comida servida y su madre también "Tuve una junta y no quise volver a la oficina" le dijo como excusa. "oye mamá recuerdas que mi abuelo me regaló un dibujo cuando era niño", "¿un dibujo? Debe estar en tu álbum de fotos. Y si mal no recuerdo eras tú si fueses niña. Una broma de mal gusto de tu Abuelo, pero así era él. ¿Qué se le va a hacer?".
Al terminar de comer Carlos se apresuró a buscar su álbum de recuerdos y cuando creyó encontrar el dibujo lo único que vio fue una hoja en blanco.



2 comentarios:

  1. Más extraño aun, la hoja no presentaba rastros de tita o lápiz y mucho menos de borrones o malos intentos por desaparecer lo que según él había sido plasmado en esa hoja. Si bien no con gran talento al menos con el detalle necesario para no pasar por alto ningún rasgo que le permitiera distinguir a la mujer perfecta cuando llegara momento.
    Fiel a su costumbre y tras detenerse por un instante y a analizar la situación llego a la inminente conclusión de que el dibujo no pudo desvanecerse del papel.
    “Eso iría contra toda lógica” pensó El apuesto e inteligente Joven (Carlos).
    Como siempre su única salida era el buscar una respuesta única e irrebatible que permitiera explicar lo sucedido.
    Lo primero que cruzo su mente fue el culpar a su madre, ya que recordaba que justo al llegara a casa él había preguntado por el dibujo lo que el tradujo en un vano intento de su madre por ocultar la verdad.
    “Seguro lo tiro hace tiempo y ahora que la cuestiono sobre su paradero aprovecha mi descuido mientras comía para poner una hoja en blanco y así argumentar que siempre estuvo igual”.
    De inmediato se dirigió a reclamar a su madre con la seguridad de quien hubiese observado como introducía el papel en blanco en el álbum de fotos.
    “Ma’!! … ¿Qué fue del dibujo que estaba en el álbum? Era una hoja como esta pero no estaba en blanco.”
    “NO, esa hoja estaba en blanco desde el día en que la guardaste en el álbum. Lo recuerdo bien, tu abuelo no paraba de reír mientras me decía que jamás encontrarías lo que buscabas porque simplemente no existía“
    “Sin embargo tú mirabas fijamente ese papel en blanco y esbozabas una gran sonrisa mientras guardabas ese papel”
    Sin más preguntas que hacer a su madre Carlos se dio la vuelta y se retiro a continuar con sus actividades mientras seguía analizando lo sucedido y hurgándose la nariz. Un tic que tenia y que se hacía más notorio cuando pensaba profundamente.
    Mas tarde y envuelto en un profundo sueño Carlos revivió aquella escena con su abuelo, pero esta vez el era un espectador que observaba como el viejo él miraba perdidamente lo que parecían ser los trazos que su abuelo realizaba. Sin embargo y ahora desde esta nueva perspectiva distinguió como su abuelo solo deslizaba el trozo de carbón a través del aire si rosar siquiera una vez el papel, esto mientras describía como es que la mujer perfecta debía comportarse. Una descripción llena de comentarios sarcásticos y un tanto subidos de tono para la edad del muchacho (fiel a su costumbre).
    No obstante lo que más llamo su atención fue que el pequeño Carlos que miraba tan fijamente los movimientos de su abuelo y que parecía no estar poniendo atención, seguía los movimientos por puro e instintivo reflejo. Fue entonces que recordó como esa imagen de la mujer perfecta se fue construyendo en su mente como el resultado de su vivida imaginación.
    En fin, como todo cuento tiene que tener una moraleja y yo ya no tengo cabeza para hacerla parte de la historia: No puede existir la perfección porque este concepto es pura y simple percepción.
    P.D. Me encanto arruinar tu final perfecto

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    1. Está genial este final alternativo.
      Sólo deseo comentar
      *No sé que es "tita".
      *Carlos no se hurga la nariz.
      *No has arruinado un final. Ya que sólo se trata de un fragmento que alguien más debe continuar.
      *Me agrada que participes de este blog

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...y entonces le dijo: