martes, 17 de julio de 2012

(Yo te cree Ann. parte 2) Un espíritu nada sociable, y un chico sociable nada espiritual...

Carlos había olvidado el incidente casi por completo, más bien trataba de no hablar del tema, pero a veces antes de dormir se preguntaba quién era esa joven y porqué le conocía. Una de esas ocasiones decidió tomar la libreta y despejar así la duda que lo invadia a ratos. Miró fijamente la imagen y para su sorpresa le parecía familiar el rostro, tal vez es que sí conocía a alguien parecido, pero no quiso pensar de más así que se limitó a dejar la libreta sobre el buró y se dispuso a dormir.
Pasaron algunas semanas antes de llevarse otra gran sorpresa, durante el receso, una jovencita apareció de pronto gritando su nombre tras las rejas de la escuela. La voz no le era conocida pero al girar parecía haber visto un mounstro y se desvaneció. Algunos compañeros lo llevaron a la enfermería. Cuando despertó se reusaba a escuchar comentarios sobre lo sucedido. Tomó sus pertenencias y salió de alli algo desorientado. Mayor fue su sorpresa al descubrir que la joven se encontraba esperándolo sentada sobre la acera, no hubo reacción por parte de él era tanta la impresión que se quedó inmóvil, la chica se levantó le tomó la mano y le dijo; ¿te encuentras bien?;
-No, contestó Carlos soltando su mano; Dime de donde te conozco y por qué has decidido arruinar mis nervios; la joven lanzó una carcajada que desconcerto aún más a Carlos;-Ja ja Tú eres quién debe explicar muchas cosas. Pero tranquilo, no te haré daño. Mi nombre es Ann, y para no seguir vagando por la ciudad he decidido que te seguiré a donde vayas.
Primero Carlos echó a correr, era el más rápido de su salón, así que la perdería en cuestión de nada, pero cuando se detuvo después de tanto correr, ella se encontraba frente a él sin expresión de cansancio. -¿Qué eres? le gritó Carlos a la chica y ella le contestó -Un espíritu y tu has hecho un pacto conmigo.

1 comentario:

  1. -¿Un pacto?, Fue la respuesta del atractivo y desconcertado muchacho que como siempre expresaba con gestos muy exagerados cualquier emoción que lo invadía. En este caso un fuerte desconcierto por la incertidumbre de saber quién era esa persona cuyo rostro le resultaba tan familiar pero a quien no recordaba en ninguna situación o lugar especifico.
    -Sí, un pacto! Contesto la joven quien sonriente buscaba que Carlos fijara la mirada en sus ojos, como si supiera que en el instante en que sus miradas se cruzaran el recordaría todo lo sucedido. Sin embargo la mirada temerosa de Carlos evitaba a toda costa que se estableciera este contacto. Al parecer inconscientemente el también sabía que en el momento que esto sucediera no habría marcha atrás (Ya no podría olvidarla otra vez).
    En un doble esfuerzo por reprimir sus recuerdos y evitar la mirada de Ann Carlos inclino un poco su cabeza, pero basto un simple parpadeo para que la ya corta distancia entre ellos se hiciera aun más pequeña… Con su rostro levantado y parada sobre la punta de sus pies, Ann usaba sus puños para sostenerse del pecho de Carlos y así no perder el equilibrio. Esto hiso que la notoria diferencia de estatura fuera librada y entonces cualquier esfuerzo por evitar los ojos de Ann fue infructuoso.
    - El funeral de tu abuelo, Dijo Ann.
    En ese instante la mirada de Carlos se volvió más profunda, como si en los ojos de Ann se proyectara una película de lo sucedido aquel día. Aunque más que una película eran imágenes que como flashazos llegaban a su mente y que poco a poco le permitían reconstruir el recuerdo de lo sucedido aquel día.
    Recordó que era un día lluvioso por lo que el panteón estaba lleno de lodo y todos ensuciaron sus elegantes zapatos. Recordó que él fue el único que no lloro o al menos eso parecía porque las gotas de lluvia disimilaban las pocas lágrimas que derramo. También recordó cómo fue que sus padres lo olvidaron en el lugar, tal vez por el desconcierto que causo la apresurada ceremonia que buscaba evitar la tormenta que se desato.
    -Estaba solo junto a la tumba de mi abuelo, contesto Carlos.
    - Recuerdo que hablaba con mi abuelo y le decía “Días como este solías decir que no era lluvia, que de seguro se había roto el cielo”
    - Entonces fue cuando apareciste, estabas de el otro lado de la lapida y dijiste que seguramente el estaría reparando las grietas en ese momento y que pronto dejaría de llover.
    -Sabía que lo recordarías, Dijo Ann.
    -También recuerdo que entonces me dijiste que sabias donde resguardarte y me pediste que te siguiera , era el templo del panteón… recuerdo que hablamos por horas en ese lugar, Exclamo Carlos

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...y entonces le dijo: